Meditar sobre el futuro siempre es complicado...
... pero todo se vuelve peor cuando te das cuenta que la vida es más corta de lo que siempre pensaste.
No me voy a poner melodramática y mucho menos voy a gastar energías en pensar que mi tiempo se extingue... no... para eso tengo otras forma de desahogo. Más bien me planteo la terrible encrucijada de enfrentar al hecho de que todo aquello que haga o deje de hacer ahora, repercutirá por siempre en mi destino.
Dos semanas y media en Europa me llevaron a esa conclusión... y no dos semanas y media cualquiera...¡NO! Sino dos semanas en que tuve que demostrarme a mi misma que si quiero lo puedo conseguir todo, y si no quiero, también. Todo depende de mi.
¿Que irónico no?
Tener en la palma de tu mano tu futuro y tener que cerrar los ojos para decidir tu presente.
Asusta...
... y asusta bastante.
Pero hoy, viendo la lluvia que cae sobre mi hermosa ciudad de Puebla, escuchando a mi mamá lavar trastos en la cocina, a mi padre viendo la TV y a mi hermana escuchando música... me doy cuenta que crecer es la parte más difícil de vivir... pero también la más interesante.
Y ya... estoy lista... ¡quiero crecer y llevarme a mis hadas conmigo a donde quiera que el futuro nos guie!
Va a estar chungo... ¡chungísimo! (como diría mi sobris María ^^) pero tengo que vivirlo...
... y tengo que hacerlo con la mejor de las sonrisas.
Sin nada que perder...
... y con todo por ganar.
¡Que gran tontería!
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Hace 7 años