Estaba plenamente segura de que no debía mirar. Por mucho que su corazón latiera a mil por hora y que su mente, revuelta, la tentara con el vicio de aquella enajenante imagen... ella sabía que no podía mirar.
Con suerte todo acabaría de un momento a otro. Sí, con un poquito suerte, la melodía nostálgica en su reproductor personal sería más fuerte que sus deseos.
Se esfumaría. Así como había llegado, de la nada, sin aviso, sin darle oportunidad de respirar... aquello desaparecería.
El problema es que la música murió antes que su esperanza, y el verdadero dilema, aquel que la obligó a levantar sus pupilas, fue el mismo que provocó que todo dentro de su ser explotara.
Así comienza esta historia. Con ella rota en mil pedazos.
Hada por convicción, gusto y decisión propia ^.^.
Friki por naturaleza...
Feliz como lombriz aun cuando muchos quisieran que no lo fuera.
Entre otras cosas, así soy.